sábado, septiembre 17, 2005

Hermano LoBo



“Es en esas noches de Luna llena en las que lo irreal se hace tangible , las paredes del otro mundo y esté se tornan tenues, frágiles, los espíritus toman formas terrenales a luz de la Luna que se esparce como una tela plateada y confiere a las cosas un aspecto de inframundo; nada es igual cuando se le observa a la luz de la luna sobretodo cuando se acerca la época en que los hielos comienzan a bajar. De la Luna descendió una noche en que está estaba rebosante, y al igual que Los antiguos espíritus ella era una energía superior. Aquella noche bajaron a realizar los oficios que cada uno venía realizando desde hace ya muchos soles, si alguno de ellos erraba en su tarea la Tierra se agitaría y nuestro pueblo al igual que nuestros hermanos los animales, verían sus últimos días. Ya iba el sol asomando sus dorados dedos y todos los antiguos espíritus habían concluido sus labores así que estaban dispuestos ya, a regresar al otro lado del mundo. Pero ella tenía una urgencia del corazón, y no podía irse hasta no haber llenado ese enorme espacio que dejó él la ultima vez. Ella conocía muy bien las leyes a las que estaba regida; al igual que él, sin embargó tenía que verlo de nuevo, cuando se es eterna un instante no basta. Siendo una con el aire lo buscó en todas partes, en la cueva detrás de la gran catarata, en el tronco hueco del árbol milenario, en la piedra plana en medio del valle. Fue en la rivera del gran Lago, donde encontró los restos de sus collares y jirones de lo que fue su piel, al lado de los vestigios del guerrero se encontraba un enorme animal de plateado pelaje, dientes agudos y mirada penetrante, estuvo a punto de degollar al animal, pero al acercarse reconoció enseguida el ritmo del corazón de aquella bestia era un latido fuerte y vigoroso que no se crispó ni aun teniendo a la muerte tan cerca, era el corazón del guerrero. Los antiguos espíritus lo habían maldecido convirtiéndolo en Lobo condenado a la soledad y el olvido, por su osadía su hogar serían los terrenos inhóspitos en el interior del bosque. A ella no podían castigarle de igual manera, por su condición de diosa, así que el más viejo de todos, la sumió en un profundo sueño, introdujo su mano en el enorme corazón y extrajo de él un pequeño rubí rojo, el cuál lanzó a lo profundo de el gran lago, de ese modo ella no recordaría a quien habito su corazón.

Pasan los soles, las noches y la luna crece de cuarto menguante hasta estar llena, los espíritus antiguos bajan a llevar a cabo oficios tan antiguos como la tierra, ella se vuelve una con el aire nocturno, la luna extiende la alfombra de plata y a lo lejos se escucha un trote ligero entre la nieve, los espíritus se vuelven tangibles en las noches de Luna llena, él levanta la cabeza, ella montada en el gélido viento imperturbable, desde lo más profundo del pecho de él sale un lamento, ella permanece inmutable. Desde entonces todas las noches de Luna llena él busca el el lugar más alto y en contra del viento lanza un grito desesperado esperando que la brisa lo lleve al oído de aquella que alguna vez lo cobijo……”


Esta es la historia que a pasado de padres a hijos pertenecientes a una tribu que nunca existió...
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